Poné a prueba lo aprendido

1. Cambia la manera en la que afrontas el hecho de decidir

Si estás ahora mismo en una situación donde debes hacer frente a una decisión difícil, ¡Buenísimo!, eso quiere decir que no está todo por perdido y todavía tienes margen de actuación.

Piensa que decidir es un regalo para tomar el control de tu vida, es una oportunidad de crecimiento y evolución en vez de una maldición. Decidir te empuja a salir de tu zona de confort, te ayuda a ser más creativo y refuerza tu capacidad de resolución de problemas.

No existen decisiones correctas, todas las decisiones llevan a sitios diferentes y lo que hoy puede parecer ser un “fracaso” mañana es el éxito de tu vida.
Un ejemplo sería terminar con una relación sentimental.

2. Analiza la decisión que tienes que tomar ¿Hay pasos intermedios?

A veces creemos que todo es blanco o negro sin darnos cuenta de que existen maneras transitorias que nos conectan con lo que queremos sin exponernos a cambios radicales y sufrimiento excesivo.

Un buen ejemplo de esto sería querer dedicarse a un hobby, como la música. Tal vez te fascina cantar y quieras dedicarte profesionalmente pero tienes que pagar facturas. En vez de dejar tu trabajo de golpe y dedicarte a cantar, tal vez haya un paso intermedio que sería intentar componer o cantar e ir tanteando esa posibilidad mientras sigues trabajando.

3. Si no existen pasos intermedios: ¿Qué es lo peor que podría pasar?

En el caso de que no haya posibilidad de hacer un cambio transitorio, haz un listado de las opciones de las que dispones con sus lados positivos y negativos.
Compara los resultados y pregúntate: Si escogiera esta opción, ¿Qué es lo peor que podría pasar?, y si escogiera esta otra, ¿Qué es lo peor que podría pasar?

Cuando solemos plantearnos este tipo de cuestiones nos damos cuenta de que en realidad muchas veces no existe nada terrible e irreparable si escogemos una de las dos, calmando en cierta medida la sensación de angustia por decidir, anteponiéndose a la peor consecuencia posible.

4. Estrategia 10-10-10 (propuesta por Welch)

Una manera de plantear las decisiones es dividiéndolas en tres periodos de tiempo que impliquen los efectos de la decisión a corto, medio y largo plazo.
¿Cómo me va a afectar esta decisión en 10 minutos, 10 meses y en 10 años?.

Aplicando esta metodología nos ayuda a entender la temporalidad de la decisión y cómo nos va a afectar desde el momento presente hasta el futuro.
Un ejemplo para aplicar esta estrategia podría ser decidir si tener un hijo.

*Consecuencias de la decisión 10 minutos
Analizando si decido tener un hijo en 10 minutos mi panorama
será exactamente el mismo, nada habrá cambiado. A corto-plazo
es una decisión que no tiene mucho peso.

*Consecuencias de la decisión 10 meses: Podría estar o bien embaraza o teniendo incluso al bebé. Las consecuencias son en todos los niveles, cambiaría mi situación laboral ya que tendría que pedir una baja de maternidad, cambiaría la situación familiar ya que se añadiría un nuevo miembro en la casa, aumentarían los gastos…

*Consecuencias de la decisión 10 años: Las consecuencias sería tener un miembro en la familia de quizás 9 o 10 años de edad, cambio de vida, cuidar de otra persona y enseñarle cosas, aumento de gastos y probablemente falta de tiempo para mí.

Conclusión: Teniendo este paradigma puedo observar que es una decisión con efectos a largo-plazo (cualquier otro ejemplo podría cambiar esto siendo a corto o medio plazo) y donde me puedo plantear mis motivaciones e impulsos a la decisión.

Mientras se pone en práctica la estrategia se podrían cruzar pensamientos que te ayuden a ver por qué haces las cosas y que te está empujando a tomar la decisión. En este caso podría preguntarme: ¿Para qué quiero un hijo: me siento sola, me gustaría ser madre, para hacer feliz a mi pareja…etc?

Es un método útil para auto-conocernos y comprender en base a qué decidimos constantemente.

5. Pregúntate si lo que estás haciendo hoy te acerca al lugar en el que quieres estar mañana.

Antes de tomar una decisión plantéate si te acerca a donde quieres llegar o a lo que quieres conseguir o simplemente te aleja de lo que no quieres.

Cuantas más decisiones tomes en torno a lo que quieras en vez de huir de lo que no, más fácil será decidir en el futuro.

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