Escaneo corporal
Las primeras veces que realices este ejercicio tal vez avances de forma lenta y titubeante, pero muy pronto fluirá y adquirirás la capacidad de detectar
matices que antes te pasaron desapercibidos.
1 Acostate en un lugar silencioso y con una luz suave. Procura hacerlo sobre una colchoneta o colchón fino: ni demasiado mullido, para evitar dormirte, ni
demasiado duro que haga que te sientas incómodo/a.
2 Con los ojos cerrados, procura ser consciente de todo tu cuerpo: su volumen y su peso, el contacto con el aire, con el suelo, con la esterilla sobre te recuestas.
3 A continuación lleva tu atención, suavemente, sin forzarla, a cada una de las partes de tu cuerpo, empezando por los dedos de tus pies, la planta del pie,
tobillos, pantorrillas, rodillas, muslos, caderas, abdomen, y así sucesivamente hasta llegar a la coronilla.
Permanece unos diez o quince segundos concentrando tu atención en cada parte de tu cuerpo.
4 Evalúa si las sensaciones son idénticas o diferentes en las distintas partes del cuerpo. ¿Qué cambia? ¿Qué permanece igual? ¿Cómo percibes el contacto con la ropa?
5 Es importante que no actúes como un/a observador/a exterior desapegado/a, sino que realmente estés presente en el interior de tu cuerpo, mecido por el ritmo de tu respiración, involucrado/a en la dimensión física que acota tu realidad.
6 Acoge cualquier sensación con la que te encuentres, sea agradable o desagradable. Limítate a respirar pausadamente: la cadencia de la inspiración y la espiración acabará por disolver cualquier malestar.
7 Una vez alcanzada la coronilla, recorre, si así lo deseas, el camino inverso.